De verdad estamos viviendo
En una de mis habituales caminatas, me paré a esperar el
autobús y no pude evitar escuchar la conversación que tenían dos amigas, éstas
chicas se sacaron una foto y se disponían a subirla a Instagram, cuando una de
ellas con una voz escandalosa, que haría girarse a un sordo, le dijo que salía
fea en la foto y que hiciera otra donde escribirá algo para que la gente viera que estaban unidas, y a partir de ahí
comenzaron una discusión. Una anciana que al igual que yo estaba escuchando la
conversación, y sin ningún reparo les dijo lo que más de uno allí presente
pensaba “chiquillas que más os da las fotos o lo que pongan en ella, ni que a
la gente le importara lo que hacéis, vive el momento que la tienes al lado y
déjate de Twitter , Instagram y esas tontería modernas de ahora” ,Os diré que
me alegré que lo hubiera dicho, pero aún me alegré más de ver la llegada del
autobús,pues la chicas estaban bastante mosqueadas.
Se está convirtiendo en costumbre pasar por un restaurante y
ver a un grupo de amigos con la mirada fija en sus móviles, evitando mantener
una conversación. Y sí, preferimos hablar con la gente a través de una pantalla
y no cara a cara, preferimos ir como burros por la calle con la mirada fija en
el móvil, y si te chocas pues te levantas ¿no?, total mientras el móvil no se
rompa qué más da que te hayas caído.
En este siglo, el siglo de los avances, donde vivimos de los
“Me gusta” de los demás, donde nos escondemos tras pantallas, he insultamos a
gente por su aspecto, donde enmascaramos nuestros sentimientos con emoticonos
de whassap y donde solo bastan 120 palabras para expresarse, si Cervantes
levantara la cabeza nos daría con el Quijote en ellas, para que despertáramos
de una vez.
¿Cómo podría escribir
o hablar todo lo que quiero o pienso en 120 palabras? Si esto fuera así este
artículo se habría acabado hace rato y tú no tendrías que estar leyendo algo
que probablemente no quieres y podrías estar con el móvil y las redes sociales.
En estos momentos cada vez hay más niños con
móviles y menos en parques, parece que es más sencillo darle un móvil al
hijo y quitárselos de en medio, para que ellos puedan estar tranquilos con el móvil
sin que los molesten.
Desconectemos por un
día, una hora, un minuto, pero desconectemos, centrémonos en nuestra familia,
amigos, trabajo, dejemos los móviles y
redes sociales de lado, disfrutemos de la vida, porque como dicen “la vida son
dos días”, pero en tu caso serán: 20 fotos a Instagram, 180 selfies, 300
whassap y 3 llamadas. ¿De verdad estamos viviendo?.Comencemos
a vivir.
María Pruna1ºBTOSociales.
Felicidades.
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