Ruidos…
- “Para
muchos seres humanos, la noche se ha tornado tan ruidosa como el día y una
habitación silenciosa en un infierno y una tortura” -
Esta
frase que leí, es la que me ha animado a contar algo que me pasea por la cabeza
desde entonces. Me detuve a observar los ruidos de nuestra rutina,
enumerándolos casi con curiosidad hasta el borde del agobio durante algunas
horas…
La
alarma del despertador da lugar a un sinfín de sonidos, que como la fiebre,
delatan que en el fondo de la superficie del sistema en el que vivimos robótico
y aparentemente perfecto, algo va mal…algo tan profundo que se ha vuelto parte
de la piel humana y que nos lleva angustias
y síntomas que se han puesto tan de moda, algo que nos hace correr sin parar
sintiendo que nunca llegamos a tiempo a ningún sitio. Este laberinto de ruidos,
me hizo pensar que nos hemos perdido en una realidad en la que no vemos, no
oímos, ni sentimos con claridad.
El
consumismo, la necesidad de tenerlo todo en todo momento, de controlar nuestro
entorno y que nos controlen, la ley de lo “mío es más y mejor”, la incansable
búsqueda por coleccionar cosas para desecharlas al poco…todo esto se traduce en
un continuo zumbido inaudible, hasta el día que cualquiera se para a
buscarlo...El ruido del móvil incesante, los motores de los coches que vuelan
agónicos a manos de montañas de estrés humanas, la tos de los niños acumulando
virus innombrables, los whatsApps acosadores que se han ganado el nombre de un
síndrome pre-adolescente y mil puntos suspensivos…
Yo
me detuve un día para permitirme un par de quejas antes de dejarme envolver de
nuevo por ese tsunami de sinsentido al que te acoplas o sobras. Con lo cual, ésto
se trata sólo de una humilde opinión, no es ningún alegato a la valentía antisistema
o cualquier eufemismo absurdo. Lo que digo es que hemos llenado el mundo de
ruidos tóxicos y contaminantes, y creado leyes que los miden y los regulan, sin
querer darnos cuenta que nos hemos contaminado el alma y los oídos de nuestro
interior hasta el punto que los gritos reales de auxilio no tienen eco. Dejamos
de oír hace mucho el ruido del esfuerzo de los que consiguieron mucho por
nosotros antes de nosotros, convirtiendo nuestros países en cuevas de ladrones
que financian desastres naturales y guerras desde sus cómodos sillones mientras
tememos al silencio, al espejo nítido del Todo…
…Me
quedó una pregunta en el aire tras esas horas silenciosas de mi experimento: en
serio no oímos que algo no va bien….???
Reyes Soto Olmedo
Artículo bueno y muy literario. Enhorabuena.
ResponderEliminarMe encanta ,felicidades llevas toda la razón.
ResponderEliminarMe encanta ,felicidades llevas toda la razón.
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