Pixabay.com
Vi una bandera
cuya sentencia decía:
egoísmo y vanidad,
injusticia y codicia,
defenderemos con nuestra vida.
Vi un mundo orgulloso,
hijo de Judas,
donde los únicos besos
eran fruto de la traición,
donde la vida
era una muerte cotidiana y aburrida.
He presenciado cómo el bien
se olvidaba y caía en desgracia,
llorando desconsolado,
entregado a las fieras
con sed de bajeza.
Le oculté a mi mirada, la vergüenza
y anduve con un bastón
entre tinieblas
para no ver la oscuridad de la tragedia.
Se cerraron mis oídos
para no oír el llanto de los inocentes
ni las risas de los malvados
después de cada victoria.
Testigo de cómo el mal te enseña
desde el parto,
aplaudiendo cada ensayo,
cada artimaña aprendida.
Pasé por un mundo
desgajado, vago, inmundo
de sentidos atrofiados,
asolado...,
comprometido con la mentira
que dejaba sin amor al corazón.
Anónimo.
Pixabay.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario