Este año estaban igualados en puntuación dos artículos que merecían ser segundo premio. Así que damos por ganadores del Segundo Premio tanto a uno como al otro:
"Porque somos unos ciudadanos preocupados", Miguel Ángel González-Alorda. Y "Ruidos", Reyes Soto Olmedo.
Porque somos unos ciudadanos preocupados.
Cada día después del despertar, un
café para estar despejado, y las noticias. También noticias en el coche, a la
hora del almuerzo, a la hora de cenar, incluso hay quien pasa la tarde con
ellas. Nos preocupa cómo se encuentra el mundo en el que vivimos, queremos
conocer lo que ocurre a nuestro alrededor, pero... ¿estamos realmente bien
informados?
Una noticia es o debe ser una forma
objetiva de conocer los acontecimientos que se dan en nuestro entorno, más bien
en el mundo en general. Sin embargo, la poderosa arma del lenguaje, que nos
permite expresar un mismo suceso de una gran variedad de formas distintas, hace
que a veces leamos algo y saquemos conclusiones que creemos nuestras, cuando no
es así. El redactor nos ha trasmitido su idea. Comprobarlo es sencillo, y es un
ejercicio que creo todo el mundo debería hacer: leer sobre una misma noticia en
diarios diferentes o emisoras distintas pero prestando atención, ya que cada
versión transmite matices que las hace llegar a ser muy diferentes.
Las personas somos seres fácilmente
influenciables, más aun en edades tempranas. Por supuesto todos pensamos que
eso le pasa a otros, que nosotros estamos libres de influencias, que sabemos
distinguir en verdad y opinión. Pero, bajar la guardia un segundo puede
hacernos caer ante el pensamiento del redactor. De hecho, esto no ocurre
simplemente en medios de comunicación, vivimos en un mundo que nos condiciona
constantemente. Al consumismo, por ejemplo.
Tampoco es todo la forma en que se
transmite algo, si nos remontamos poco tiempo atrás podemos observar la gran
preocupación europea por el ébola, y sin embargo hasta estos días que ha vuelto
a aparecer en las noticias, nadie volvió a preocuparse por él. Sobre Korea del
Norte, hace tiempo salió un reportaje de la situación en que se encontraban sus
habitantes, y como salió en los medios de comunicación tenía que ser
importante, así que nos volvimos a alterar. La situación ahora sigue siendo la
misma, sólo que quien está en el poder tiene otro nombre, pero como esa noticia
es de hace tiempo ya a nadie concierne. El yihadismo también es, por desgracia,
algo que lleva existiendo mucho tiempo, pero hasta que Europa no ha sido
afectada, “era un mal menor” .
Para terminar, sería lo propio por
mi parte hacer un llamamiento a los ciudadanos con algo de sentido común a
alzarse por luchar contra esta causa, por unos medios de comunicación más
objetivos. Aunque esa forma de acabar, ¿serviría de algo? Podría hacer
despertar el interés en algún lector pero, aun así, este documento quedará en
un mero artículo de opinión escrito por un don Nadie y archivado entre otros
tantos.
Miguel Ángel González-Alorda Cantero
2º
Bachillerato Científico-Tecnológico
Ruidos.
- “Para
muchos seres humanos, la noche se ha tornado tan ruidosa como el día y una
habitación silenciosa en un infierno y una tortura” -
Esta
frase que leí, es la que me ha animado a contar algo que me pasea por la cabeza
desde entonces. Me detuve a observar los ruidos de nuestra rutina,
enumerándolos casi con curiosidad hasta el borde del agobio durante algunas
horas…
La
alarma del despertador da lugar a un sinfín de sonidos, que como la fiebre,
delatan que en el fondo de la superficie del sistema en el que vivimos robótico
y aparentemente perfecto, algo va mal…algo tan profundo que se ha vuelto parte
de la piel humana y que nos lleva angustias
y síntomas que se han puesto tan de moda, algo que nos hace correr sin parar
sintiendo que nunca llegamos a tiempo a ningún sitio. Este laberinto de ruidos,
me hizo pensar que nos hemos perdido en una realidad en la que no vemos, no
oímos, ni sentimos con claridad.
El
consumismo, la necesidad de tenerlo todo en todo momento, de controlar nuestro
entorno y que nos controlen, la ley de lo “mío es más y mejor”, la incansable
búsqueda por coleccionar cosas para desecharlas al poco…todo esto se traduce en
un continuo zumbido inaudible, hasta el día que cualquiera se para a
buscarlo...El ruido del móvil incesante, los motores de los coches que vuelan
agónicos a manos de montañas de estrés humanas, la tos de los niños acumulando
virus innombrables, los whatsApps acosadores que se han ganado el nombre de un
síndrome pre-adolescente y mil puntos suspensivos…
Yo
me detuve un día para permitirme un par de quejas antes de dejarme envolver de
nuevo por ese tsunami de sinsentido al que te acoplas o sobras. Con lo cual,
ésto se trata sólo de una humilde opinión, no es ningún alegato a la valentía
antisistema o cualquier eufemismo absurdo. Lo que digo es que hemos llenado el
mundo de ruidos tóxicos y contaminantes, y creado leyes que los miden y los
regulan, sin querer darnos cuenta que nos hemos contaminado el alma y los oídos
de nuestro interior hasta el punto que los gritos reales de auxilio no tienen
eco. Dejamos de oír hace mucho el ruido del esfuerzo de los que consiguieron
mucho por nosotros antes de nosotros, convirtiendo nuestros países en cuevas de
ladrones que financian desastres naturales y guerras desde sus cómodos sillones
mientras tememos al silencio, al espejo nítido del Todo…
…Me
quedó una pregunta en el aire tras esas horas silenciosas de mi experimento: en
serio no oímos que algo no va bien….???
Reyes Soto Olmedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario