martes, 23 de junio de 2015
Taller Infantil
La Biblioteca Pública de Sevilla organiza este refrescante taller veraniego para niños, por edad pueden participar nuestr@s alumn@s de 1º y 2º de ESO, desde aquí se les anima a que lo hagan y a que recuerden que una biblioteca puede ser una playa del Caribe llena de tesoros piratas por descubrir.
JAME
martes, 16 de junio de 2015
Premios Concursos de Literatura 2014/15
Los alumnos del centro que han conseguido premios en los Concursos pueden recogerlos a partir del día 23 de junio que es la entrega de notas.
Mónica Díaz-Argüelles Moldes (1ºASIR),
Mario Avilés Flores (1ºDAW) y Cristina Ayala Ayala (2ºBach. Adultos). Son los tres primeros premios.
Cristián Ruíz Maestre (1ºBach. Adultos), José ManuelCastilla Fernández (2ºBach), Isabel MªPiña Jurado (2ºBCT). Los segundos.
Gracias a todos.
Os esperamos el próximo curso,
Teresa Ojeda.
lunes, 1 de junio de 2015
Más Creatividad Literaria
Fuente de la imagen: www.juntadeandalucia.es |
CREATIVIDAD LITERARIA 2014/15
JAME
Creatividad Literaria: Nivel 3
Fuente de la imagen: www.iztacala.unam.mx |
CREATIVIDAD TERCER TRIMESTRE
JAME
martes, 19 de mayo de 2015
Relatos premiados en el Segundo Concurso de Literatura
Los dos PRIMEROS PREMIOS son para los alumnos:
Mario Avilés Flores (1ºDAW) y Cristina Ayala Ayala (2ºBach. Adultos)
Enhorabuena. :)
Mario Avilés Flores. 1º Desarrollo de Aplicaciones Web (Parcial-Tarde). Opción B
A Dios
- Yo no soy malo, aunque no me faltan razones para serlo. Toma -me dio una pequeña caja, con
el símbolo de Superman en la tapa, y se fue volando. Como otras tantas veces le vi partir
surcando los cielos. Su capa roja se perdió a lo lejos y se escondió entre las nubes.
Siempre me había dicho que le era imposible olvidar todo lo que había descubierto de Krypton
y de cómo desapareció. Todos sus seres queridos se sacrificaron porque él tuviera una vida, ni
mejor ni peor, pero una vida. Su sentimiento de venganza no se había saciado a pesar de haber
vencido a sus enemigos y a todos aquellos que causaron la desaparición de su pueblo, de su
civilización, de lo que debía ser su mundo.
Y aunque intentaba autoconvencerse de que su maldad no era tal, por mucho que la disfrazaba
de justicia, él y yo sabíamos que lo que había conseguido era venganza; dura, fría y
escalofriante venganza. Superman tenía un lado malo y lo estaba descubriendo.
Me dirigí hacia el coche, que se encontraba a unos quinientos metros de donde otrora habíamos
estado sentados. Pensé en qué suerte tiene el maldito...volar cuando él quiera, a dónde se le
ocurra y sin tener que pensar en nada más. Conducir es lo más parecido que tenemos los
humanos corrientes para escapar durante un tiempo determinado, cuando, sin remedio, sabemos
que tenemos que volver a casa de nuevo, a nuestra triste realidad. Es un pequeño resquicio que
tenemos bajo nuestro control. Pero no nos podemos engañar: Ninguno somos Superman. Le
necesitamos para recordar que hay alguien que es mejor que nosotros en todo, necesitamos que
alguien esté arriba, protegiéndonos, dándole un sentido a nuestra vida, sin tener que hacer el
esfuerzo de pensar en los peligros que nos rodean a cada instante. Él es el Dios de nuestra era.
Necesitamos algo en lo que creer y, esta vez... le ha tocado a él. Maldita sea su suerte.
Nunca me consideré ser buena persona, de hecho jamás lo fui, y, a pesar de eso, Superman me
acogió como si fuera su hermano. Me salvó, sin pedir nada a cambio. Me enseñó que era
necesario continuar para saber qué quería, cuál era mi motivación. Y, por primera vez, y sin que
él lo supiera, intuía lo que quería. Miré la caja y supe lo que debía pasar.
Lo demás ya estaba escrito: no podía permitirme ver como la humanidad caía porque Superman
no podía controlar su odio. En él se había implantado la semilla del mal, él ya lo sabía. Ahora
era cuestión de esperar. El que eligió salvarnos un día, ahora iba a cambiar de equipo. Él no
quería que yo lo viera. Yo no podía verlo. Abrí la caja, cogí la pastilla y esperé.
------------------------------
Cristina Ayala Ayala, 2ºBachillerato de Adultos. Opción A.
“Todas las familias felices se parecen; cada familia es infeliz a su manera” como diría Anna
Karenina en el famoso libro de Tolstoi. No recordaba ya cuántas veces había vuelto a aquella
página, donde relucía dicha frase subrayada, marcada y rodeada. Le gustaba, y a veces también
necesitaba leerla con el fin de cerciorarse de que realmente en algún momento alguien tenía una
opinión parecida a la suya. La situación en su familia últimamente variaba entre lo excelente y el
desastre total, al punto de no saber si se encontraba en su casa o en una montaña rusa. Para
Emily, estar entre las cuatro paredes que conformaban su hogar resultaba tan asfixiante como
liberador al mismo tiempo. Catalogaba como tranquilos y felices aquellos ratos de después del
almuerzo, donde se sentaban juntos a ver la televisión o a dormitar con algún documental
sonando de fondo. El resto del tiempo era casi imposible una convivencia sana entre los cinco
miembros que allí vivían. Aquel 4 de Julio demasiado caluroso, Emily tuvo la brillante idea de
salir a pasear por los bosques que delimitaban su ciudad; al menos alli estaria mas fresca que en
su habitación carente de aire acondicionado y con una sola ventana que daba al cerrado ojo
patio del edificio, por el que no corría una pizca de aire, aunque a veces era divertido oír a las
marujas parlotear, presumiendo de sus imaginativas vivencias, (era increible la capacidad de
invención que tenian las mujeres a esa edad). Cogió con demasiada velocidad la cuesta hacia
abajo que recorría el estrecho entre su urbanización y el bosque, las ruedas del skate sonaban de
diferente manera según el terreno por el que se deslizaba; por un momento, la idea de caerse y
sollarse alla donde tenia piel al descubierto la hizo estremecerse, al punto de frenar y continuar el
resto de los metros hasta el límite de árboles a pie.A pesar de que hacía varios meses que se
mudaron, aún no se había aventurado a pasear sola, lo cierto es que le asustaba un poco perderse
por aquel entramado de calles y callejones, sin conocer realmente donde se estaba metiendo. La
naturaleza era algo que si conocía, que aunque extensa no la cohibia, y se sentía de nuevo en casa
una vez entre todos aquellos pinsapares que daban sombra y se agitaban con la brisa, provocando
la música más hermosa posible para sus oídos. No en casa del lugar donde vives, sino el hogar,
ese que puede estar realmente en cualquier sitio, que no tienes que reconocer como tuyo, sino
aquel que te da la paz. Después de meses, Emily había encontrado su sitio en aquel tumulto de
ruido, coches y edificios, al, finalmente haberse decidido a conocer, las maravillas que rodeaban
su nueva vivienda, y donde pasaría probablemente buena parte del resto de su vida.
Los dos SEGUNDOS PREMIOS:
Cristián Ruíz Maestre (1ºBach. Adultos) y José Manuel Castilla Fernández (2ºBach.Adultos)
Mario Avilés Flores (1ºDAW) y Cristina Ayala Ayala (2ºBach. Adultos)
Enhorabuena. :)
Mario Avilés Flores. 1º Desarrollo de Aplicaciones Web (Parcial-Tarde). Opción B
A Dios
- Yo no soy malo, aunque no me faltan razones para serlo. Toma -me dio una pequeña caja, con
el símbolo de Superman en la tapa, y se fue volando. Como otras tantas veces le vi partir
surcando los cielos. Su capa roja se perdió a lo lejos y se escondió entre las nubes.
Siempre me había dicho que le era imposible olvidar todo lo que había descubierto de Krypton
y de cómo desapareció. Todos sus seres queridos se sacrificaron porque él tuviera una vida, ni
mejor ni peor, pero una vida. Su sentimiento de venganza no se había saciado a pesar de haber
vencido a sus enemigos y a todos aquellos que causaron la desaparición de su pueblo, de su
civilización, de lo que debía ser su mundo.
Y aunque intentaba autoconvencerse de que su maldad no era tal, por mucho que la disfrazaba
de justicia, él y yo sabíamos que lo que había conseguido era venganza; dura, fría y
escalofriante venganza. Superman tenía un lado malo y lo estaba descubriendo.
Me dirigí hacia el coche, que se encontraba a unos quinientos metros de donde otrora habíamos
estado sentados. Pensé en qué suerte tiene el maldito...volar cuando él quiera, a dónde se le
ocurra y sin tener que pensar en nada más. Conducir es lo más parecido que tenemos los
humanos corrientes para escapar durante un tiempo determinado, cuando, sin remedio, sabemos
que tenemos que volver a casa de nuevo, a nuestra triste realidad. Es un pequeño resquicio que
tenemos bajo nuestro control. Pero no nos podemos engañar: Ninguno somos Superman. Le
necesitamos para recordar que hay alguien que es mejor que nosotros en todo, necesitamos que
alguien esté arriba, protegiéndonos, dándole un sentido a nuestra vida, sin tener que hacer el
esfuerzo de pensar en los peligros que nos rodean a cada instante. Él es el Dios de nuestra era.
Necesitamos algo en lo que creer y, esta vez... le ha tocado a él. Maldita sea su suerte.
Nunca me consideré ser buena persona, de hecho jamás lo fui, y, a pesar de eso, Superman me
acogió como si fuera su hermano. Me salvó, sin pedir nada a cambio. Me enseñó que era
necesario continuar para saber qué quería, cuál era mi motivación. Y, por primera vez, y sin que
él lo supiera, intuía lo que quería. Miré la caja y supe lo que debía pasar.
Lo demás ya estaba escrito: no podía permitirme ver como la humanidad caía porque Superman
no podía controlar su odio. En él se había implantado la semilla del mal, él ya lo sabía. Ahora
era cuestión de esperar. El que eligió salvarnos un día, ahora iba a cambiar de equipo. Él no
quería que yo lo viera. Yo no podía verlo. Abrí la caja, cogí la pastilla y esperé.
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Cristina Ayala Ayala, 2ºBachillerato de Adultos. Opción A.
“Todas las familias felices se parecen; cada familia es infeliz a su manera” como diría Anna
Karenina en el famoso libro de Tolstoi. No recordaba ya cuántas veces había vuelto a aquella
página, donde relucía dicha frase subrayada, marcada y rodeada. Le gustaba, y a veces también
necesitaba leerla con el fin de cerciorarse de que realmente en algún momento alguien tenía una
opinión parecida a la suya. La situación en su familia últimamente variaba entre lo excelente y el
desastre total, al punto de no saber si se encontraba en su casa o en una montaña rusa. Para
Emily, estar entre las cuatro paredes que conformaban su hogar resultaba tan asfixiante como
liberador al mismo tiempo. Catalogaba como tranquilos y felices aquellos ratos de después del
almuerzo, donde se sentaban juntos a ver la televisión o a dormitar con algún documental
sonando de fondo. El resto del tiempo era casi imposible una convivencia sana entre los cinco
miembros que allí vivían. Aquel 4 de Julio demasiado caluroso, Emily tuvo la brillante idea de
salir a pasear por los bosques que delimitaban su ciudad; al menos alli estaria mas fresca que en
su habitación carente de aire acondicionado y con una sola ventana que daba al cerrado ojo
patio del edificio, por el que no corría una pizca de aire, aunque a veces era divertido oír a las
marujas parlotear, presumiendo de sus imaginativas vivencias, (era increible la capacidad de
invención que tenian las mujeres a esa edad). Cogió con demasiada velocidad la cuesta hacia
abajo que recorría el estrecho entre su urbanización y el bosque, las ruedas del skate sonaban de
diferente manera según el terreno por el que se deslizaba; por un momento, la idea de caerse y
sollarse alla donde tenia piel al descubierto la hizo estremecerse, al punto de frenar y continuar el
resto de los metros hasta el límite de árboles a pie.A pesar de que hacía varios meses que se
mudaron, aún no se había aventurado a pasear sola, lo cierto es que le asustaba un poco perderse
por aquel entramado de calles y callejones, sin conocer realmente donde se estaba metiendo. La
naturaleza era algo que si conocía, que aunque extensa no la cohibia, y se sentía de nuevo en casa
una vez entre todos aquellos pinsapares que daban sombra y se agitaban con la brisa, provocando
la música más hermosa posible para sus oídos. No en casa del lugar donde vives, sino el hogar,
ese que puede estar realmente en cualquier sitio, que no tienes que reconocer como tuyo, sino
aquel que te da la paz. Después de meses, Emily había encontrado su sitio en aquel tumulto de
ruido, coches y edificios, al, finalmente haberse decidido a conocer, las maravillas que rodeaban
su nueva vivienda, y donde pasaría probablemente buena parte del resto de su vida.
Los dos SEGUNDOS PREMIOS:
Cristián Ruíz Maestre (1ºBach. Adultos) y José Manuel Castilla Fernández (2ºBach.Adultos)
Yo no soy
malo, aunque no me faltan razones para serlo. Quizás es el físico que siempre
da una mala imagen sobre mí. Deduzco que será mi vestimenta.
Todas las
mañanas cuando me dispongo a salir a trabajar me encuentro en mi vecindario con
las típicas ancianas “sabelotodo” que te miran de reojo y empiezan hablar de ti, de tu vida, de tu pasado… Desde
que me mudé al barrio, he tenido que hacer frente a los obstáculos que la vida
me ha ido retando.
Mi vida cambió rotundamente tras la muerte de
mis padres y el hecho de no tener a nadie a mi lado, quise huir del recuerdo de
ellos, de mi casa y llegar al punto de deshacerme por completo de todo aquello
que me los trajese a la memoria, a mi niñez, a esa bonita etapa de mi vida.
Intento llevar
una vida normal a mi manera, pero
últimamente mis apariencias han hecho de que la sociedad me vea como una
persona conflictiva que tiene como rutina vagar por los sitios insalubres. Sé
que por mis alrededores me han criticado por mi personalidad y me han
catalogado como persona insensata, mala… desde el día en que me reuní en un
descampado abandonado con una persona
que había investigado a fondo la muerte de mis padres. Es verdad que las
apariencias del hombre no eran dignas, así como el lugar de encuentro, pero es
que no quería que nadie me viese en mi barrio con esa persona y de cómo yo le hacía entrega del maletín, con el
correspondiente dinero a cambio de que me diera toda la información sobre la
trágica muerte de mis padres (que seguro que fue una muerte concertada como
venganza) y por eso me cité con él.
Planeé todo correctamente para que saliera
exitoso pero ciertas personas que deambulaban por el mismo terreno lo vieron
con todo lujo de detalles. A la mañana siguiente, en mi vecindad no se hablaba
de otra cosa que no fuera aquel acontecimiento ocurrido. Tras cerrar la puerta
de mi casa a mis espaldas, vi como el remolino de vecinos empezaron a
cuestionarme sin parar. Sacaron todo tipo de conclusiones sin importarles mi
propia versión de los hechos, pero eso solo lo hacen las
personas que no me conocen verdaderamente. Aquellas personas que realmente
saben cómo soy pueden testificar que vengo de una familia humilde, trabajadora,
que el único afán que tengo es saber quién fue el causante de la muerte de mis
progenitores.
Ante esta
incómoda situación no pude contener mi furia y mis nervios, entonces grité a
pleno pulmón toda la verdad. Los vecinos asombrados por el grito quedaron
impactados esperando mi respuesta. Así que me armé de valor y decidí expresarme
con toda claridad. Les expliqué que el hombre con el que me cité había
investigado a fondo la muerte de mis padres y llegó a la conclusión de que el
asesino se encontraba vagando por nuestro vecindario. Quizás podría estar
planeando otro asesinato o probablemente quería perseguirme para acabar con mi
vida al igual que hizo con mis padres. Así de ese modo la venganza que llevó a
cabo estaría completa.
Cristián Ruíz.
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“Yo no soy malo, pero no me faltan razones para
serlo”, esas fueron las palabras que escuché mientras estábamos mi amigo Luis -
con su pelo liso movido por el viento de entonces y su manía de tocarse la
oreja mientras escucha algo - y yo, sentados en un banco de un parque. En ese
momento, le pregunté si se consideraba malo con la gente y la contestación de
él fue tan radical y decidida que me sorprendió viniendo de una persona a la
que le cuesta trabajo mostrar sus sentimientos, y me dijo tan convencido:
-No hay gente buena ni mala, amigo mío, solo hay
circunstancias que influyen en las situaciones y en los acontecimientos vividos.
Después de eso, nos quedamos un rato en silencio
hasta que llegó María. Debo decir que ella, es una persona alta, con el pelo
largo y liso, con un único defecto que le hemos podido sacar tanto Luis como
yo, que es que cuando se pone nerviosa, se empieza a hacer tirabuzones en el
pelo. Cuando llegó a la altura de nuestro banco, nos comentó que había
contemplado cómo unos individuos atracaban a una pobre anciana al salir de un
comercio, y nos contó lo sucedido con pelos y señales, como es su costumbre.
Cuando fuimos a mirar la hora nos encontramos
con que eran las diez y media de la
noche, hora pasada del juramento que hace Luis con sus padres a cambio de poder
salir un rato con nosotros a la calle. Nos encontramos por el camino el bolso,
vacio obviamente, de la mujer atracada que nos dijo María. Cuando llegué a
casa, y mientras me asomaba a la ventana me puse a pensar sobre lo ocurrido,
relacionado con lo que me dijo Luis, y pude llegar a una conclusión, y sí que
es verdad que no hay gente mala, solo es la influencia de su vida pasada la que
acarrea su vida actual, seguramente esos individuos sean hasta vecinos mío,
pero por buenas o malas condiciones han llegado a un momento en el que la
irracionalidad supera a la racionalidad.
Me hace gracia la indignación que me he cogido en un
momento escribiendo mi diario, que hoy ni me he presentado, como de costumbre;
pero bueno, soy Emilio, aquel chico con la cara llena de pecas. Y mientras
contemplo la noche desde mi ventana redondeada en lo más alto de mi casa. Pero
bueno, doy gracias a la suerte de poder mantener mis ideas y nervios
controlados a pesar de los acontecimientos que veo a diario, como robos,
maltratos animales, o tantísimos males que me rodean, porque como escuché esta
mañana, “Yo no soy malo, aunque no me faltan razones para serlo”.
José Manuel Castilla Fernández.
viernes, 17 de abril de 2015
El curioso incidente del perro a medianoche
Me gustaría recomendar esta novela de Mark Haddon fundamentalmente porque es para casi todas las edades y porque lo curioso no es precisamente el incidente al que hace referencia su título sino ese acercarnos a la percepción peculiar de la realidad que tiene un autista.
Novela interesante por lo diferente a casi todas. TOM
Mark Haddon nació 1963 en Inglaterra. Ilustrador, pintor, poeta, profesor de escritura creativa y guionista de televisión. Ha trabajado con niños con deficiencias físicas y mentales. Su novela El curioso incidente del perro a medianoche (publicada en idioma original el 2003, y en español el 2004) es un reflejo de ello y ha sido un éxito desde su publicación.
Novela interesante por lo diferente a casi todas. TOM
Pixabay.com |
Mark Haddon nació 1963 en Inglaterra. Ilustrador, pintor, poeta, profesor de escritura creativa y guionista de televisión. Ha trabajado con niños con deficiencias físicas y mentales. Su novela El curioso incidente del perro a medianoche (publicada en idioma original el 2003, y en español el 2004) es un reflejo de ello y ha sido un éxito desde su publicación.
La paz
Con motivo del día de La Paz que se celebró el 30 de enero
en nuestro centro, un alumno y una alumna de 1º de CAE participaron en el
evento con la creación y lectura de dos poemas y un cuento respectivamente.
Estos trabajos merecen tener un lugar de privilegio en nuestra biblioteca.
Enhorabuena a los dos y muchas gracias por contagiarnos con vuestro entusiasmo.
Enhorabuena a los dos y muchas gracias por contagiarnos con vuestro entusiasmo.
María del Carmen Vega López: INCIDENTE
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